ENTREVISTA A UNIÓN PROLETARIA UP

(Realizada por Red Planeta y publicada en su blog: https://www.redplanetablog.com/copia-de-agosto-2022)

 

– ¿Qué es Unión Proletaria (UP)?

Es una asociación de partidarios del comunismo que promueve la reconstitución del Partido Comunista en España. Tal es el objetivo prioritario de todos los comunistas consecuentes, desde el momento en que el PCE renunció a sus principios revolucionarios fundacionales y ninguna otra organización ha conseguido sucederle como lo que fue, y lo que es todo verdadero partido comunista: la unión del socialismo científico con el movimiento obrero.

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– ¿Cómo y por qué se funda UP?

Unión Proletaria se origina de una escisión del PCPE, motivada por la negativa de este partido a criticar la contrarrevolución gorbachoviana en la URSS hasta su causa radical: la orientación revisionista aprobada por el Partido Comunista de la Unión Soviética desde su XX Congreso y asumida por los partidos “prosoviéticos”. Posteriormente a la lucha contra esta desviación de derecha, tuvimos que combatir en nuestras propias filas una tendencia que exageraba aquella lucha hasta desviarse del marxismo-leninismo por la “izquierda”. Desde entonces, adoptamos el nombre de Unión Proletaria.

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– Dentro de la ideología comunista existen diversos análisis que han dado pie a todo tipo de “vertientes” en el interior del Movimiento Comunista Internacional. ¿Qué ideología comunista defiende la UP?

El Movimiento Comunista Internacional se ha enriquecido con experiencias revolucionarias diversas en multitud de países. Este enriquecimiento se compone de lecciones positivas y de lecciones negativas, todas ellas muy útiles para la lucha de la clase obrera por su total emancipación. Este proceso fue exacerbado por la crisis que causó a nuestro movimiento el viraje revisionista de su partido más prestigioso, el PCUS, a partir de 1956. La reconstitución más o menos profunda que necesitan los distintos partidos comunistas del mundo pondrá orden y asimilará de manera consecuente el aspecto general de aquellas experiencias. La base para ello sólo puede ser el marxismo-leninismo tal como fue puesto a prueba con éxito en la primera mitad del siglo XX. Como la mayoría de los comunistas, Unión Proletaria se atiene a esta base conocida como bolchevismo, evitando menospreciar o sobrevalorar la importancia general de su aplicación particular en Rusia, China, Cuba, Albania, Corea, etc.

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– ¿Existe la posibilidad de que la UP constituya un Partido Comunista?

Existe la posibilidad y la necesidad de que el proletariado reconstituya su partido político, el Partido Comunista, para vencer a la burguesía que lo explota. Es algo inevitable mientras haya trabajadores asalariados y capitalistas. Desde Unión Proletaria, ponemos todo nuestro empeño al servicio de este fin. Que estemos entre quienes consigan reconstituir este Partido Comunista o que nos quedemos fuera de él por falta de méritos, es algo que carece absolutamente de importancia. Lo único importante es hacer todo lo posible por que la clase obrera se pertreche de su propio partido político.

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– En vuestra página web en el apartado de ¿Quiénes somos? Defendéis la reconstitución del Partido Comunista. En este sentido, me veo en la obligación de preguntaros ¿Cómo veis el panorama del Movimiento Comunista Español (MCE)?

Nos parece que la situación del movimiento comunista en España está marcada, ante todo, como en los demás países, por la derrota temporal sufrida por el proletariado internacional en la segunda mitad del siglo XX. El movimiento obrero y comunista internacional implosionó cuando los nuevos dirigentes soviéticos sustituyeron la lucha revolucionaria contra el capitalismo por la lucha antirrevolucionaria contra el “estalinismo”. A partir de ahí, se perdieron conocimientos, se desmantelaron estructuras, se dejó de preparar nuevos cuadros fieles a la clase obrera, etc. En su lugar, quedó oportunismo, confusión y dispersión.

La desventaja del movimiento comunista de España se debe al mayor éxito de la burguesía, en su acción tanto represiva como corruptora: tanto por la larga tiranía fascista de Franco en absoluto superada, como por el oportunismo cobarde de Carrillo con su “reconciliación nacional” y luego su eurocomunismo.

Hay mucho que reconstruir, pero se va intentando y avanzando, aunque con resultados todavía poco perceptibles. Mucho más sonoros son nuestros fracasos, pero son la madre del éxito futuro porque no cejamos en el empeño hasta encontrar las causas concretas de éstos y, entonces, volvemos a probar suerte con las lecciones aprendidas, acercándonos a la solución del problema.

Por supuesto que estas causas concretas no van a desaparecer por sí solas. Sólo es posible resolverlas dándolas a conocer a todos los comunistas –aunque duelan-, para que nadie pueda tergiversar los hechos, envenenar las relaciones entre distintas organizaciones y enfrentar a sus militantes.

Desde 2005, Unión Proletaria ha intentado unificar el movimiento comunista en España, propagando insistentemente este objetivo, entrando en contacto con varios de sus destacamentos, debatiendo diferencias, alcanzando acuerdos e incluso fundiendo su propia organización con otras como fruto de dichos acuerdos. Estas tentativas parciales de unidad no prosperaron, pero sirvieron para comprender mejor qué obstáculos debemos superar y qué acuerdos concretos sirven para este fin. Así, hemos constatado que hay quienes rehúyen debatir racional y públicamente las diferencias. También hemos conocido a otros dispuestos a discutir y a acordar la línea política, pero torciéndola al asegurarse el mando fraccional por medio de vulneraciones del centralismo democrático como, entre otras, la sustitución del comité central por un órgano ejecutivo que actúa como censor del mismo y, por tanto, como máxima dirección fáctica del partido entre congresos. Finalmente, también nos hemos encontrado con algunos dispuestos a aceptar cualquier teoría y cualquier política como adorno y tapadera de una práctica contraria a ellas.

Aun prescindiendo de esta experiencia particular, es evidente que las organizaciones del movimiento comunista de España no son conscientes por igual de la necesidad de reconstituir el Partido Comunista. Lo que existe es una mayor conciencia de la necesidad de unir a los comunistas en un mismo partido. Pero esto sólo es una parte de la reconstitución partidaria, un aspecto cuantitativo pero no cualitativo. Algunas organizaciones reducen incluso dicho aspecto a su propio desarrollo, engordando sus filas con individuos o colectivos (absorciones) y aumentando su participación en el movimiento obrero espontáneo. No comprenden suficientemente que la usurpación revisionista fraccionó al partido, haciendo necesario reunir y sintetizar lo valioso conseguido por cada uno de sus fragmentos a lo largo de decenios. Ninguna de estas fracciones del partido podrá reconstituirlo si desprecia a las demás. Para ser capaz de vencer a la burguesía, la clase obrera necesita pertrecharse de la experiencia de todas ellas.

Es así particularmente con la trayectoria de las fracciones en que se dividió el movimiento marxista-leninista internacional: los maoístas y los hoxhistas acertaron en sus críticas al jruschovismo, pero se equivocaron al confundir esta ideología revisionista con la totalidad de la política soviética y filosoviética. En ella, ciertamente, el revisionismo tenía la última palabra. Sin embargo, los revisionistas no podían aplastar sin más la resistencia que les oponía el proletariado revolucionario, porque necesitaban también apoyarse en nuestra clase social frente al imperialismo que también los acosaba a ellos. El revisionismo y los errores tácticos “izquierdistas” contra él debilitaron el frente proletario internacional y favorecieron el auge del nacionalismo burgués, tanto en la URSS, como en China y en Albania. En éstas estamos hoy: la dialéctica de la lucha de clases hace que este nacionalismo resultante de la contrarrevolución en el campo socialista se convierta en el factor más revolucionario contra el imperialismo (junto con la crisis económica de éste), a la espera de que el movimiento obrero comunista se restablezca. Pero si éste tarda demasiado en hacerlo, la oportunidad se desaprovechará y un sistema imperialista será sustituido por otro.

Otra expresión de este hegemonismo fraccional es el de las organizaciones comunistas que conciben la reconstitución del Partido Comunista como la recuperación de la política del PCE de los años 30. Su error radica no sólo en que España y el mundo han cambiado, sino en que la crisis internacional del comunismo ha hecho necesario incorporar a aquella política las lecciones de lo acontecido posteriormente en la lucha de clases internacional, para que el proletariado vuelva a levantarse por su emancipación (https://www.unionproletaria.com/150-anos-despues-de-la-comuna-de-paris-que-nos-ensena-la-historia-del-movimiento-obrero-y-comunista/).

Dejemos ahora de lado los defectos particulares del movimiento comunista actual y examinemos en positivo lo que exige la reconstitución partidaria a partir de la dispersión que sufrimos. Empecemos por esta exhortación de Lenin: «La unidad es necesaria para la clase obrera. La unidad sólo puede realizarse mediante una organización única, cuyos acuerdos cumplan concienzuda y voluntariamente todos los obreros conscientes. Discutir el problema, expresar y oír opiniones distintas, conocer el criterio de la mayoría de los marxistas organizados, estampar este criterio en una resolución y cumplir honestamente esa resolución es lo que se llama unidad en todas las partes del mundo y por toda la gente sensata. Y esta unidad es infinitamente valiosa e importante para la clase obrera». (La unidad obrera).

Pero, acuerdos y resoluciones, ¿sobre qué?: ¿sobre cómo organizar la parte más avanzada del movimiento obrero espontáneo, o sobre cómo convertir a este movimiento poco consciente y defensivo en un movimiento consciente de ofensiva revolucionaria?

A menudo, se entiende mal la consigna que Marx promovió al frente de la Primera Internacional: “La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos”. Con ella, pretendía asegurar la independencia del proletariado respecto de la política de otras clases y sus partidos. Pero nunca entendió por “clase obrera” solamente a sus masas sin comunistas, ni a éstos como algo exterior a la clase obrera. Por eso, convirtió la Liga de los Justos en un partido comunista cuyo Manifiesto proclamaba: “Los comunistas son, pues, prácticamente, la parte más decidida, el acicate siempre en tensión de todos los partidos obreros del mundo; teóricamente, llevan de ventaja a las grandes masas del proletariado su clara visión de las condiciones, los derroteros y los resultados generales a que ha de abocar el movimiento proletario”.

De hecho, ni la Liga de los Comunistas ni la AIT fueron un sindicato; ni siquiera fueron una fracción sindical revolucionaria. Toda la actividad de Marx y Engels consistió en sacar al movimiento obrero del cauce de su desarrollo espontáneo, convirtiendo 1º) su intuición socialista en un socialismo científico y 2º) la elemental asociación obrera en un partido político revolucionario. De ahí que, en vida de Marx, Engels explicara así, en su libro Anti-Dühring, la misión de los socialistas: “llevar a consciencia de la clase hoy oprimida llamada a realizarla [la acción liberadora del mundo] las condiciones y la naturaleza de su propia tarea”.

Por consiguiente, el debate entre las organizaciones comunistas debe versar primero sobre la educación socialista de las masas proletarias, necesaria para poder organizarlas en pos del socialismo. Ésta es una labor abandonada por los comunistas desde hace decenas de años: primero, para centrarse en las necesidades inmediatas de los trabajadores, como si éstas pudieran satisfacerse sin pelear por el socialismo; después de fragmentarse el PCE, por lo difícil que a las organizaciones comunistas dispersas y pequeñas les resultaba atender a la vez los objetivos inmediatos y finales. En el fondo, el materialismo dialéctico había sido remplazado por el materialismo vulgar y metafísico, ya fuera economicista y reformista, o bien dogmático y sectario.

Se trata de que llevemos el socialismo a todos los obreros -los cuales se diferencian entre sí, mantienen relaciones recíprocas contradictorias, están en competencia mutua-, al objeto de unirlos como clase para la lucha por el derrocamiento del capitalismo y la reconstrucción socialista de la sociedad. Se trata, por tanto, de educarlos en las ideas socialistas en el curso de una batalla intransigente contra la influencia ideológica de las clases no proletarias. Y, de hacerlo teniendo en consideración al estrato de los obreros más conscientes y también al de los obreros menos conscientes, mediante la propaganda y también la agitación. De este modo, nos aseguramos que la organización de la clase obrera descansa en la preeminencia de una conciencia consecuentemente socialista, en lugar de depender de una conciencia espontánea, casual y contaminada de prejuicios burgueses.

A tal fin, la relación entre las organizaciones comunistas no ha de consistir en una discusión escolástica sobre teoría marxista-leninista, sino en la discusión y delimitación de acuerdos para la aplicación política de esta teoría: es decir, acordando el programa, la táctica y los estatutos del Partido.

El fraccionalismo, el sectarismo, el espíritu de círculo que hoy obstaculizan este proceso en el movimiento comunista sólo se romperán y se superarán a partir de que las organizaciones menos afectadas por esta enfermedad la denuncien y la pongan en evidencia de manera concreta y sistemática.

Naturalmente, no cabe esperar un acuerdo pleno inmediato al iniciarse el debate entre las diversas organizaciones comunistas. Entretanto, habrá que ejecutar conjuntamente los acuerdos parciales alcanzados, continuando la discusión de aquello que siga siendo objeto de controversia. Pero la actividad de este frente comunista parcial multiplicará el interés de las masas por participar de un modo u otro en ella, reforzando así su base proletaria.

Se trata pues de discutir y acordar las demandas programáticas que cubran las necesidades inmediatas y finales de los obreros, y que permitan a éstos conquistar aliados entre las demás clases populares (la parte democrática del programa interesa tanto a los obreros como a los demás sectores sociales oprimidos). Se trata, además, de discutir y acordar la línea política que nos conduzca a la realización de aquellas demandas, a partir de la situación presente. Por tanto, hay que repudiar de antemano toda actitud y prejuicio que entorpezca la tarea de llevar el socialismo a todos los obreros. Nuestra labor no debe consistir ahora en crear nuevas organizaciones de masas, sindicales, etc., ni tampoco en fraccionar las existentes, ni en apartarnos de las actividades en que se involucran las masas (incluso electorales), sino en llevarles el socialismo, estén o no participando en ellas, para ANTE TODO construir el Partido. Finalmente, la tarea se concreta en organizar este trabajo de los comunistas, sobre la base del centralismo democrático. ¿Qué significa esto último?

Para vencer a la burguesía, hay que aplicar eficazmente la mayor fuerza posible y esto exige centralizar los efectivos hoy dispersos. Habrá verdadera centralización de éstos si se realiza conforme a su voluntad y convicción. El centralismo democrático es el centralismo por excelencia, el que lo eleva a su máxima potencia. La democracia es su base: cada militante da lo más de sí y se somete al criterio de la mayoría, cuando se le permite conocer los distintos puntos de vista y proponer el suyo propio a consideración de los demás. Lenin destaca dos condiciones imprescindibles para un amplio principio democrático: “en primer lugar, una publicidad completa, y, en segundo lugar, el carácter electivo de todos los cargos”. (¿Qué hacer?)

En un principio, mientras los acuerdos políticos entre diversas organizaciones comunistas sean escasos y el espíritu de Partido no venza al espíritu de círculo, habrá que atenerse a lo explícitamente acordado, manteniendo la independencia de cada organización. Sin embargo, para que el centralismo democrático arraigue y llegue a regir entre todos los comunistas, desde los primeros acuerdos hay que incluir medidas encaminadas al máximo desarrollo de la democracia en las filas comunistas. Y, en cada caso de unificación orgánica parcial de algunas organizaciones comunistas, habrá que asegurar de manera concreta este principio del centralismo democrático. Los militantes de cada una de estas organizaciones deben ser informados de los debates y conclusiones, no solamente por sus propios dirigentes, sino también por los de las restantes organizaciones participantes. Así deben proceder los dirigentes y así deben exigirlo los militantes, si quieren edificar un verdadero partido de la clase obrera y evitar que sus esfuerzos se echen a perder por el desagüe del sectarismo.

Por supuesto que todo lo aquí descrito será sólo la resultante de un proceso real salpicado de luchas, avances, retrocesos, rupturas, defecciones, surgimiento de cuadros, de dirigentes, de héroes y de traidores. Pero tal es, en esencia, como vemos la relación entre el movimiento comunista actual y la reconstitución del Partido Comunista; la relación que conduce a la transformación del uno en el otro.  Todo ello, por supuesto, vinculado al desarrollo de las condiciones objetivas y del movimiento obrero espontáneo que se está acelerando.

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-Vamos con los temas que conciernen a España. ¿Cómo caracterizáis el Estado español?

Ya no tenemos derecho a extendernos sobre las demás cuestiones de esta entrevista, que sólo pueden resolverse correctamente atendiendo la tarea prioritaria que acabamos de explicar profusamente. En cuanto al Estado español, es el que corresponde a la naturaleza capitalista de la sociedad española, desarrollada plenamente hasta alcanzar su etapa final imperialista. Se diferencia de otros Estados imperialistas en que fue consolidado a sangre y fuego por el fascismo. Pero no conviene exagerar esta peculiaridad, ya que el imperialismo en general tiende a la reacción: el Estado español se homologa a las “democracias” occidentales al mismo tiempo que éstas se sumergen en el poso que nos ha legado el franquismo.

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– Como bien sabréis existen diversas propuestas respecto al republicanismo en España. ¿Qué modelo de república defiende la Unión?

Debido a su naturaleza plenamente capitalista e imperialista, la opresión de los trabajadores por el Estado español sólo puede ser resuelta mediante una revolución de carácter socialista. Para llevarla a la victoria, no basta con propagar su necesidad. Es absolutamente decisivo también que las masas se preparen mediante la lucha por la república y por todo tipo de avances democráticos. En aras del desarrollo de las fuerzas productivas y de la defensa de la revolución frente a las agresiones imperialistas externas, el proletariado tiene el mayor interés en una república democrática unitaria y centralizada. No obstante, la experiencia enseña que puede verse forzado a conceder formas de federación, confederación o separación de algunos territorios, en función de la correlación de fuerzas de clase y del grado en que el nacionalismo haya contaminado la conciencia de la población trabajadora.

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– La cuestión nacional es un tema muy importante dentro del MCE. ¿Qué propuesta defiende la UP para solventar la cuestión nacional? ¿Estáis a favor del derecho de autodeterminación de las naciones en España?

El imperialismo ha generado desconfianza y hostilidad entre los proletarios de diferentes nacionalidades de España. Ha impuesto una centralización opresora, una uniformización cosmopolita que no tiene nada en común con el internacionalismo proletario. Sólo éste permite la libertad e igualdad de las naciones, gracias la comunidad de intereses esenciales de los obreros.

La unidad necesaria para derrocar al Estado burgués sólo es posible si es voluntaria. Toda vez que existen diferencias nacionales en el seno de nuestra clase, es necesario que los comunistas defendamos el derecho, tanto a la autodeterminación nacional, como a la unidad internacional de los obreros y pueblos de España. Por esta razón, abogamos por un mismo Partido Comunista para todo el territorio actual del Estado español que, en base al centralismo democrático, decida flexiblemente su estructura territorial según lo que convenga en cada momento a la lucha del proletariado por el comunismo.

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– En cuanto al campo. ¿Qué es lo que defiende UP para solventar el problema del campo en España?

Nos vamos adentrando en cuestiones concretas y complejas que requerirán del trabajo y de la inteligencia de todos los comunistas para resolverse acertadamente. En principio, defendemos una reforma agraria que nacionalice los latifundios y las explotaciones capitalistas, para que estas tierras sean trabajadas individualmente, cooperativamente o socialmente según el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que empleen. En cuanto a la pequeña burguesía agraria, la apoyamos frente a la explotación de los monopolios capitalistas y propugnamos incentivos a su cooperativización. Nos oponemos a las políticas de cuotas y subvenciones de la Unión Europea trazadas en función de la rentabilidad del capital financiero en los mercados internacionales y, a cambio, defendemos una agricultura basada primeramente en las necesidades de la población más cercana.

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– Asimismo, la industria es un sector sumamente importante para cualquier sociedad ¿Defendéis la reindustrialización del país? Y si es así ¿Qué sectores creéis que deberían quedar nacionalizados por el Estado?

La industria capitalista no persigue satisfacer las necesidades de la población con los bienes materiales producidos, sino obtener una ganancia igual o superior a la media, en proporción al capital invertido. De lo contrario, se marcha a otros países. Como la parte del capital dedicada a comprar medios de producción crece más deprisa que la empleada en pagar salarios, esa tasa media de ganancia tiende a decrecer. Es lo que Marx demostró y lo que corroboran las estadísticas más actuales. Entre otros medios de compensar este fenómeno, los capitalistas desarrollan la división del trabajo invirtiendo cada vez menos en producir bienes y cada vez más en realizar el valor de los mismos en los mercados. De ahí la tendencia a la desindustrialización, al crecimiento del sector de los servicios y a la dependencia del exterior. La reducción de los salarios puede retener por un tiempo la fuga del capital industrial, pero dificulta las ventas en el mercado nacional. Para remediarlo y democratizar la economía, los comunistas apoyamos las nacionalizaciones, a la vez que advertimos de que son insuficientes. Las empresas nacionalizadas podrán operar con precios bajos y ganancias inferiores a la media, compensando pérdidas con los tributos estatales que recaen principalmente en los trabajadores. Aprovechándose de esta economía estatal, las empresas privadas seguirán así en el país porque podrán obtener beneficios medios o máximos. Por lo tanto, mientras los medios de producción pertenezcan a los capitalistas, tanto las nacionalizaciones como la devaluación salarial conducirán al mismo resultado: habrá aumentado el grado de explotación de la población laboriosa. Por consiguiente, sólo la expropiación de los capitalistas permitirá que la producción deje de depender de la tasa de ganancia y se ponga al servicio de las necesidades materiales y espirituales del pueblo.

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– ¿Creéis que el feminismo y el comunismo son compatibles?

El feminismo nació como un movimiento de mujeres burguesas que aspiraban a la igualdad de géneros dentro de las relaciones sociales capitalistas. Paralelamente y a medida que el capitalismo sacaba a las mujeres proletarias del hogar para explotarlas en la fábrica, se desarrolló un movimiento por la igualdad de sexos dentro del combate de la clase obrera contra la burguesía explotadora. Entre ambos movimientos de emancipación femenina, necesariamente hay acuerdo democrático y conflicto de clases. Es lo de menos que los distingamos como movimiento feminista y movimiento femenino proletario, o como feminismo burgués y feminismo proletario.

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– ¿Existe el peligro que el fascismo coja fuerza en España? 

El fascismo es un medio al que recurre el imperialismo cuando lo necesita, como ahora, a causa de su retroceso económico y geopolítico. Por supuesto que, en España, el peligro del fascismo es mayor que en otros países, ya que venció en la guerra civil de 1936-39 y los herederos de los vencidos acabaron sometiéndose a él a cambio de un simulacro de libertad política. De ahí, la chulería impune de Vox, el PP y otros, vanagloriándose de un fascismo de viejo cuño como es el franquismo. Por no hablar de las metástasis de este cáncer en las instituciones militares y policiales. Pero cuanto más presumen de su criminal herencia, más miedo demuestran tenerle a la clase obrera cuya conciencia y organización desarrollaremos hasta liberar a España del fascismo y del capitalismo.

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– ¿Defendéis la salida de España de la OTAN y de la Unión Europea? Y si es así ¿A qué países debería acercarse España?

La OTAN y la Unión Europa encarnan el sistema de dominación mundial creado por los monopolios capitalistas, principalmente yanquis. No puede haber soberanía ni progreso social sin romper estos grilletes que nos encadenan. Defendemos la plena independencia de España y su derecho a establecer relaciones pacíficas, libres y mutuamente provechosas con todos los países. Hoy por hoy, esto se demuestra imposible con las potencias occidentales puesto que sólo aceptan relaciones de sumisión a ellas. Por eso, somos partidarios de un acercamiento a todos los Estados que no les obedecen, que resisten a sus agresiones y que empiezan a construir relaciones internacionales de respeto y no injerencia en los asuntos internos de otros. Al mismo tiempo, propugnamos la solidaridad con la lucha revolucionaria de los obreros de todos los países como remedio definitivo contra la opresión y las guerras que entraña el imperialismo.

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-No podemos terminar la entrevista sin hablar de geopolítica y de uno de los eventos más importantes de los últimos años que es la Guerra de Ucrania. ¿Qué análisis hacéis de la Guerra de Ucrania? ¿Compartís la idea de que la Guerra de Ucrania es una guerra interimperialista? 

Para una explicación más completa de la posición de Unión Proletaria al respecto, remitimos a los lectores a los artículos que hemos publicado en nuestra página web y en folletos.

En síntesis, lo que la prensa burguesa occidental califica de guerra de Rusia contra Ucrania es parte de una guerra mundial que libra el imperialismo occidental contra Rusia y China a través de la fascistización y militarización de Ucrania. Lamentamos el sufrimiento del pueblo ucraniano, tanto como el del pueblo del Donbass. También fue lamentable el sufrimiento del pueblo alemán durante la II Guerra Mundial, pero se volvió inevitable para poner fin al sufrimiento que su comportamiento imperialista y nazi les impuso a otros pueblos. El imperialismo ha demostrado su capacidad para transformar a los pueblos en monstruos cuando, en el seno de éstos, logra destruir la independencia política de la clase obrera. Esto es lo que consiguió en Ucrania y en otras repúblicas exsoviéticas cuando el socialismo entró en crisis terminal. Ha intentado convertir a Ucrania en un ariete para hostigar y desmembrar Rusia, para repartirse sus inmensas reservas de materias primas y estrangular a China. En nuestra opinión, la operación militar especial de Rusia con vistas a desnazificar y desmilitarizar Ucrania tiene un carácter defensivo y antiimperialista. Aunque en Rusia la burguesía capitalista haya conquistado el poder político, no ha desarrollado los rasgos distintivos del imperialismo. En tanto no los reúna, se limite a defenderse de la agresión occidental y apoye a los pueblos que la sufren, merece el apoyo de todos los obreros y demócratas. Por tanto, no se trata de una guerra interimperialista, sino de una guerra imperialista por parte de Occidente y de una guerra de liberación nacional por parte de Rusia. Confiamos en que el hundimiento militar del régimen fascista títere de Kiev propiciará un levantamiento democrático antifascista y antiimperialista del pueblo ucraniano que permitirá su renacimiento como nación pacífica, respetuosa y fraternal con sus vecinos.

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Referencias.

https://www.unionproletaria.com/150-anos-despues-de-la-comuna-de-paris-que-nos-ensena-la-historia-del-movimiento-obrero-y-comunista/

https://www.unionproletaria.com/por-la-paz-y-la-neutralidad-de-espana/

https://www.unionproletaria.com/ucrania-y-la-clase-obrera/

https://www.unionproletaria.com/los-inicios-del-partido-obrero-en-rusia-y-nuestras-tareas/

Manifiesto del Partido Comunista, K. Marx y F. Engels (https://www.dropbox.com/s/i1h5k1zo1a69zq7/MARX-ENGELS%2C%20Manifiesto%20comunista.pdf?dl=0)

Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores, K. Marx (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864-est.htm)

Anti-Dühring, F. Engels (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/index.htm)

La unidad obrera, V. I. Lenin (https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo24.pdf)

¿Qué hacer?, V. I. Lenin (https://www.dropbox.com/s/yyzgkgo1e7p5q9g/LENIN%2C%20%C2%BFQu%C3%A9%20hacer.pdf?dl=0)