Los inicios del partido obrero en Rusia y nuestras tareas
Gavroche
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Rusia fue el primer lugar en que triunfó y se consolidó la revolución socialista. Fue, por tanto, el único donde lo hizo sin el apoyo de ningún otro Estado socialista (aunque sí con la solidaridad mundial de los obreros revolucionarios). En España, los comunistas no hemos podido evitar que los revisionistas destruyeran al glorioso PCE y llevamos años tratando de reconstituirlo, en un contexto en que se ha debilitado el movimiento comunista internacional y el apoyo que le dan los Estados todavía socialistas. Así que es más primordial que nunca aprender de la experiencia de los comunistas rusos, fijándonos bien en cómo comenzaron: en lo más conocido y también en lo menos conocido[1].
“Nuestro partido -escribió Vladímir Ilich Lenin— comenzó a plasmarse… inmediatamente después del amplio despliegue del movimiento obrero, en 1895 y 1896”.[2]
Su compañera y destacada veterana del comunismo ruso, Krúpskaia, destacaba incluso los años previos, de 1893 a 95:
“Este período petersburgués del trabajo de Vladimir Ilich fue en extremo importante, aunque haya pasado inadvertido y sin manifiesta resonancia. Así lo describió él mismo. No hubo efectos externos. No estuvimos enfrentados con movimientos heroicos, sino que exploramos la manera de establecer íntimo contacto con las masas, familiarizarnos con ellas, aprender a ser la expresión de sus mejores aspiraciones, cómo hacer para que nos entendiesen y siguiesen nuestra dirección. Pero fue precisamente durante este período de trabajo en San Petersburgo cuando Vladimir Ilich se fogueó como conductor de las masas trabajadoras”.[3]
Trataremos en detalle este período inadvertido y sin resonancia, en la última parte de este artículo. Antes de esto, examinaremos las condiciones objetivas y subjetivas que engendraron al partido obrero en Rusia, comparándolas con las nuestras.
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CONDICIONES OBJETIVAS
En la Rusia de 1893-98 |
En la España de 2022 |
El capitalismo se desarrollaba impetuosamente, pero con retraso respecto de Europa occidental. | El capitalismo se halla plenamente desarrollado hasta su etapa monopolista, imperialista, encontrándose en un nivel intermedio (14º en cuanto a Producto Interior Bruto) y formando parte del bloque de potencias dominantes y explotadoras dirigido por Estados Unidos. |
El impacto de este desarrollo en el campo conducía a los campesinos a migrar a la ciudad y a sus fábricas | La migración interna del campo a la ciudad ha concluido, pero continúa desde otros países para ocupar los peores empleos de los diversos sectores. |
El desarrollo industrial se aceleraba desde la abolición de la servidumbre (1861), en los 80 y sobre todo en la última década del siglo XIX, particularmente al calor de la construcción ferroviaria. | La tendencia general del capitalismo monopolista al parasitismo (deslocalizaciones, lujo, ocio, etc.) y su crisis estructural desde los años 70 se traducen en una baja del ritmo de crecimiento de la producción y un leve retroceso de la participación de la industria en la formación del producto interior bruto (no obstante, hay que relativizar esta observación porque los criterios estadísticos oficiales y la tendencia a la externalización de tareas productivas llevan a asignar artificialmente al sector de servicios ciertas labores que son parte inalienable de la actividad industrial). |
La mayoría de la población trabajaba en el campo, donde también se desarrollaba el capitalismo, diferenciando crecientemente al campesinado en clases sociales contrapuestas. La mayoría de éste la constituían los pequeños y medianos productores más o menos independientes, que formaban el ala revolucionaria de la burguesía en la revolución democrático-burguesa pendiente. En cambio, la burguesía capitalista había desertado al campo de la contrarrevolución, aspirando a una componenda con la aristocracia y el régimen zarista. | La mayoría de la población es urbana y asalariada (más del 80%). El campesinado es minoritario y se encuentra dividido en clases diferenciadas e incluso antagónicas: proletarios agrícolas, pequeños y medianos productores, capitalistas y monopolios agroindustriales. La revolución pendiente es inmediatamente socialista. Para su triunfo, el proletariado urbano y rural debe desarrollar su lucha de clase en alianza con aquellos sectores sociales intermedios que más necesitan la revolución. |
Estaba surgiendo un proletariado industrial moderno y combativo: 10 millones de asalariados, de los que 3 millones eran fabriles, ferroviarios y mineros; el 54% trabajaba en empresas de más de 500 empleados. | Se mantiene el número de proletarios fabriles, aunque disminuye algo su proporción sobre el total de asalariados y su concentración en grandes empresas, además de que se segmentan sus relaciones contractuales a través de multitud de “externalizaciones”. La mayoría de los trabajadores no están empleados en la producción material, aunque hay unos 4 millones de obreros industriales y las grandes empresas ocupan al 34% de los asalariados. |
Los obreros padecían bajos salarios, jornadas agotadoras, penas corporales y luego multas, falta de derechos democráticos y represión policial. | Desde las importantes mejoras conquistadas por el movimiento obrero en los años 70, los obreros experimentan un paulatino pero continuo retroceso de sus condiciones de trabajo y de vida. |
No existía prácticamente aristocracia obrera, ni burocracia obrera (es decir, trabajadores asalariados privilegiados que se beneficiaran de una pequeña parte de las ganancias de los monopolios capitalistas a cambio de perjudicar la unidad y la lucha de clase de los obreros). | Hay una minoritaria capa de aristocracia obrera que es suficiente para acaparar la dirección del movimiento obrero, formando una densa burocracia que oprime su desarrollo. |
Había un analfabetismo generalizado entre los obreros y los campesinos, así como escasos medios de difusión cultural. | Se ha alcanzado una alfabetización básica de la población, con una elevada proporción ampliamente instruida/adoctrinada por el sistema educativo burgués, y un enorme desarrollo de muy diversos medios de difusión cultural. |
La lucha de los obreros contra los capitalistas iba creciendo: plataformas reivindicativas, huelgas y asociaciones obreras (la primera en Odesa como “Unión de obreros del Sur de Rusia”). Las concesiones del gobierno enseñaban a los obreros que su unión y organización les eran beneficiosas. | La lucha de los obreros tiene altibajos, pero con una resultante decreciente, debido: 1) al relativo retroceso productivo que entraña el parasitismo de las metrópolis imperialistas en crisis; 2) a la organización planificadamente antisindical de las relaciones laborales por parte de los monopolios; 3) a la potenciación de la ideología burguesa por el creciente aparato hegemónico imperialista; 4) a la destrucción de la solidaridad de clase por la aristocracia obrera. |
El régimen zarista fomentaba las discordias nacionales e imponía la rusificación, para dividir a los trabajadores y así intensificar la explotación de éstos con el propósito de reforzar su dominación. | El régimen imperialista español también fomenta las discordias nacionales internas y externas, privilegiando el castellano frente a otras lenguas del país y la cultura monopolista anglosajona frente a la cultura popular revolucionaria (de ahí la creciente rusofobia, sinofobia, etc.). |
En resumidas cuentas, existen similitudes y divergencias entre nuestras condiciones objetivas y las de la Rusia de finales del siglo XIX. Es cierto que difieren el grado de desarrollo capitalista y de industrialización, la importancia demográfica y económica del campo, la concentración obrera fabril, las condiciones de vida de los obreros y de las capas intermedias, la formación de una aristocracia obrera, el nivel cultural, la actitud del movimiento obrero, la relación entre nacionalidades, etc. Pero, ¿acaso estas diferencias desaconsejan empezar por donde comenzaron los marxistas rusos? ¿Las nuevas condiciones perjudican o benefician la revolución proletaria y la preparación leninista de la misma?
El mayor desarrollo capitalista de España, su madurez material para el socialismo, la mayoría urbana y asalariada de su población, la proporción mucho más elevada de obreros industriales, las mejores condiciones de vida y trabajo, los mayores derechos democráticos, el superior nivel de cultura general, etc., son todos ellos factores ventajosos a la hora de organizar la lucha obrera por el socialismo, en comparación con la Rusia de finales del siglo XIX.
Sin embargo, es un hecho que esta lucha no avanza o incluso retrocede. ¿Cuáles son las condiciones objetivas que la obstaculizan? Ante todo, se trata de la naturaleza imperialista del capital español que le permite obtener ganancias extraordinarias de la sobreexplotación de los pueblos extranjeros oprimidos, gracias a las cuales soborna a la capa superior de los obreros y demás asalariados (aristocracia obrera) y amortigua así el desarrollo de las contradicciones sociales internas. Además, la crisis estructural de los países capitalistas dominantes conduce a cierto retroceso y segmentación de la industria afincada en su territorio, lo cual divide a los obreros, incrementa el desempleo y agudiza la competencia entre ellos. Finalmente, el espectacular crecimiento del aparato hegemónico cultural de la burguesía le proporciona una indudable ventaja: en efecto, aunque el movimiento obrero también puede desplegar su propaganda como nunca antes (autoedición, ordenadores, impresoras, fotocopiadoras, páginas web, blogs, podcasts, televisión por internet, videoconferencias, redes sociales, etc.), no cabe duda que dicho aparato se apoya cada vez más sobre una gran base material industrial que, como toda industria bajo el capitalismo, es monopolizada por la burguesía (prensa, radio, cine, música, televisión, plataformas digitales, etc.). El ejemplo de cómo los poderes atlantistas están narrando el actual conflicto armado en Ucrania confirma a la perfección la observación irónica del gran Atahualpa Yupanqui: “¿quién ha ganado la guerra en los montes del Vietnam? El guerrillero en su tierra y el yanqui en el cinema”. La propiedad privada de los capitalistas sobre los grandes medios culturales permite alienar la conciencia de muchos obreros, hasta que se topan con la realidad y con su explicación fidedigna.
¿Son más poderosos estos inconvenientes que aquellas ventajas? La primera respuesta que merece esta pregunta es: ¡dejemos de ignorar las tareas que llevaron a cabo los marxistas rusos a instancia de Lenin, probemos a realizarlas y ya veremos! La segunda respuesta que merece tal pregunta es: ¡examinemos dinámicamente aquellos inconvenientes! No debemos conformarnos con registrar estática y metafísicamente nuestra realidad, porque resulta que está cambiando a favor del desarrollo del movimiento obrero. Tan es así que la actividad propugnada por Lenin para levantar el partido revolucionario y que hoy quizás sea poco eficaz en relación con los amplios sectores sociales, mañana conducirá a un gran éxito. Lo necesario es reconstituir el Partido destinado a llevar a la sociedad hasta el comunismo y esto no puede hacerse con la vista puesta únicamente en el corto plazo. Veamos entonces en qué hechos nos apoyamos para afirmar que la realidad está cambiando a favor de la revolución proletaria.
Ya es evidente el proceso de proletarización de los pequeños productores y de depauperación de la mayoría de los asalariados; con él, la agudización de los antagonismos de clase y, más temprano que tarde, el crecimiento de la lucha de clases. Este proceso se originó por la crisis estructural del capitalismo de las viejas potencias iniciada hace 50 años y la respuesta neoliberal a la misma. A él, se añade más recientemente la reducción del margen de maniobra económica de estos países, debida al desarrollo de otras nuevas potencias encabezadas por una China socialista y una Rusia cuyo pueblo aspira a restablecer el socialismo. El monopolio de Estados Unidos y sus acólitos se está tambaleando[4]. Por ahora la partida se está jugando en Ucrania: de ahí la importancia que los oligarcas occidentales le dan a esta guerra, en comparación con otras muchas, mucho más mortíferas, pero más favorables para ellos que los mismos también han provocado desde los años 90. La consecuencia positiva para la revolución proletaria es que, en los países capitalistas históricamente dominantes que constituyen el centro de gravedad del capitalismo internacional, se van a debilitar la burguesía, sus aparatos de dominación y su aristocracia obrera contrarrevolucionaria.
Ahora bien, es legítimo preguntar: ¿Esta tendencia depende del desenlace de la guerra en Ucrania? En realidad, éste sólo puede acelerarla o retrasarla, pero no revertirla: es ineluctable. El sistema imperialista internacional construido alrededor de los Estados Unidos es un caso particular de imperialismo contemporáneo, el cual no puede ser otra cosa que capitalismo monopolista. El imperialismo es capitalismo monopolista, no porque antes no hubiera monopolios, sino porque éstos dominan todas las ramas de la economía. A pesar de ello, el régimen de producción sigue siendo capitalista y su base sigue siendo mercantil. Como dice Lenin:
“El imperialismo puro, sin el fundamento del capitalismo, no ha existido nunca, no existe en ningún lugar ni podrá existir jamás. Se ha generalizado erróneamente todo lo que se ha dicho sobre los consorcios, los carteles, los trusts, el capitalismo financiero, cuando se ha querido presentar a este último como si no se apoyase enteramente sobre la base del viejo capitalismo. (…) Si Marx dice de la manufactura que es una superestructura de la pequeña producción mercantil de masas (El Capital, libro I, cap. 12), el imperialismo y el capital financiero son una superestructura del viejo capitalismo. Si se demuele la cima, aparecerá el viejo capitalismo. Decir que existe un imperialismo integral sin el viejo capitalismo, significa confundir los deseos con la realidad”.[5]
Por consiguiente, la dominación de los monopolios no puede suprimir el capitalismo ni su competencia mercantil. Y, como explicaba Marx, sobre esta base, el monopolio yanqui, como cualquier otro, sólo es una contingencia pasajera en el movimiento de los capitales:
“En la vida práctica encontramos no solamente la competencia, el monopolio y el antagonismo entre la una y el otro, sino también su síntesis, que no es una fórmula, sino un movimiento. El monopolio engendra la competencia, la competencia engendra el monopolio. Los monopolistas compiten entre sí, los competidores pasan a ser monopolistas. Si los monopolistas restringen la competencia entre ellos por medio de asociaciones parciales, se acentúa la competencia entre los obreros; y cuanto más crece la masa de proletarios con respecto a los monopolistas de una nación, más desenfrenada es la competencia entre los monopolistas de diferentes naciones”.
Lo cual es exactamente lo que ocurre hoy en día.
“La síntesis consiste en que el monopolio no puede mantenerse sino librando continuamente la lucha de la competencia. (…) En la vida económica de nuestros días no sólo verá usted la competencia y el monopolio, sino también su síntesis, que no es una fórmula, sino un movimiento. El monopolio engendra la competencia, la competencia engendra el monopolio. Por lo tanto, esta ecuación, lejos de eliminar las dificultades de la situación presente, como se lo imaginan los economistas burgueses, tiene por resultado una situación aún más difícil y más embrollada”.
Y, entonces, la única salida posible a este doloroso embrollo es el socialismo.
“Así, al cambiar la base sobre la que descansan las relaciones económicas actuales, al aniquilar el modo actual de producción, se aniquila no solo la competencia, el monopolio y su antagonismo, sino también su unidad, su síntesis, el movimiento, que es el equilibrio real de la competencia y del monopolio.”[6]
Por tanto, es cuestión de tiempo, pero seguro, el ocaso del “todopoderoso” monopolismo occidental edificado tras el fin de la II Guerra Mundial contra los Estados socialistas y los partidos comunistas. Es cierto que el movimiento descrito por Marx conduce espontáneamente a que Occidente acabe siendo sustituido por otro monopolismo (otra cuestión sería el carácter de clase de éste porque la agudización de la confrontación internacional puede provocar una ofensiva del socialismo contra las relaciones capitalistas y mercantiles en China y en Rusia). Pero la sustitución de un monopolismo por otro igualmente burgués sólo ocurriría si la clase obrera fuera incapaz de completar su misión histórica revolucionaria durante el inestable período que media entre el hundimiento del viejo monopolio y la consolidación del nuevo. Y los comunistas debemos centrar precisamente toda nuestra atención en aprovechar el debilitamiento de la dominación burguesa que acarrea este período de transición.
Ya estamos constatando cómo se va revirtiendo la deslocalización industrial y se debilitan los privilegios de la aristocracia obrera, causas objetivas principales de la actual postración de la mayoría de los proletarios. Por supuesto, el efecto inmediato de este cambio material en la opinión política general resulta un giro conservador e incluso reaccionario, idealizando las “glorias” pasadas, cerrando filas con la burguesía y sus fanfarronadas chovinistas, fascistas y militaristas (OTAN, Vox, etc.). Pero, a la vuelta del tiempo que tarde en producirse el inevitable desengaño, el movimiento social no puede sino volver al cauce del explícito antagonismo de clases que lo preside. Entonces, el plan de acción de Lenin, que hoy sólo puede fructificar para una minoría de la clase obrera (lo cual es más que suficiente para forjar el núcleo del Partido), conseguirá desplegarse a una escala de masas.
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CONDICIONES SUBJETIVAS
En la Rusia de 1893-98 |
En la España de 2022 |
En el contexto europeo de revoluciones burguesas y de un creciente movimiento obrero cada día más hegemonizado por la teoría de Marx, la lucha revolucionaria en Rusia era realizada por los populistas que fueron progresivamente relevados por los grupos marxistas. | En un contexto de reflujo general de la revolución proletaria después de la Segunda Guerra Mundial, culminado con la restauración del capitalismo en la URSS y en Europa Oriental, el PCE y el movimiento de liberación de las nacionalidades oprimidas por el Estado español han ido sucesivamente abandonando la lucha revolucionaria, quedando las masas proletarias sometidas a la dirección política de la aristocracia obrera y de la pequeña burguesía. Los errores de los revolucionarios se vuelven más graves al no ser compensados por un movimiento espontáneo ascendente. |
El primer grupo marxista fue “Emancipación del Trabajo” (1883), creado por Plejánov quien venía del populismo: tradujo obras de Marx y Engels, así como redactó importantes textos marxistas. | A partir del precedente del partido proletario revolucionario que fue el PCE, el marxismo trata de abrirse camino mediante pequeñas organizaciones más o menos teóricas y separadas de los obreros; también, por medio de propagandistas individuales. |
En la década de 1890, se encontraron el movimiento obrero espontáneo y el movimiento del pensamiento más avanzado hacia el marxismo. Se trataba de comenzar la unión del socialismo con el movimiento obrero | Hasta que no se vuelva a producir un amplio despliegue del movimiento obrero espontáneo, no podrá completarse la reconstitución del Partido Comunista, pero sí sentar sus bases para que la ocasión no pase de largo. |
El marxismo ruso explicaba que el propio desarrollo del capitalismo engendra la necesidad del socialismo y también la fuerza que lo enterrará -el proletariado- por medio de su lucha de clase. Enseñaba a los obreros a tener conciencia de su fuerza y a unirse contra la burguesía. El derrocamiento de ésta no puede ser pacífico, sino mediante la revolución para instaurar la dictadura del proletariado a fin de construir las condiciones para una sociedad comunista sin división en clases. El proletariado es la clase más avanzada y la única que puede agrupar a las masas oprimidas para conducirlas al asalto contra el capitalismo. Para ello, tiene que empezar por organizar su propio partido, el Partido Comunista | Esta explicación se va abriendo camino, pero los comunistas todavía expresan mucha desconfianza en capacidad política de la clase obrera, en la integridad de su teoría revolucionaria y en la prioridad de organizar su partido político.
Tal actitud contrasta agudamente con la sentencia de Lenin: “La doctrina de Marx es omnipotente porque es exacta”.[7] |
En Rusia, para que los obreros tomaran el camino del marxismo, debían ante todo despejar el obstáculo ideológico del populismo: según éste, el capitalismo no podría desarrollarse en Rusia; la fuerza revolucionaria fundamental eran los campesinos; cuando fracasaron en su intento de introducirse entre los campesinos para organizar revueltas, recurrieron a los atentados (terror individual basado en la teoría de los héroes y la multitud pasiva); acabaron practicando el reformismo liberal y utilizando su influencia entre los obreros para oponerlos al marxismo.
– Los marxistas rebatían a los populistas exigiendo que la teoría fuera conforme a la realidad y, por consiguiente, explicando que: · Los revolucionarios no debían -ni podían- impedir el desarrollo del capitalismo, sino apoyarse en la fuerza revolucionaria engendrada por éste: el proletariado. · La fuerza de esta clase social no se mide por su número, sino por su vínculo con la gran industria que es la forma más progresiva de la producción: crece con ella; ella facilita su organización y desarrollo político; no tiene nada que perder salvo sus cadenas. · El desarrollo de la sociedad no lo deciden las grandes personalidades, sino las condiciones materiales, las cuales determinan las ideas. Son las masas engendradas por estas condiciones materiales las que crean aquellas personalidades y hacen la historia. |
Tenemos pendiente delimitar los obstáculos ideológicos principales que dificultan el acercamiento de los obreros al marxismo-leninismo. A tal fin, es necesario examinar comparativamente los programas y líneas políticas de las organizaciones comunistas y proletarias. |
Lenin contacta por vez primera con círculos marxistas alrededor de 1890, cuando tenía 20 años y ya un profundo conocimiento del marxismo. En 1893, se traslada a Petersburgo, donde la actividad socialista y obrera es mayor, ingresando en el mayor círculo marxista de la capital, el de los “tecnólogos” (la mayoría de sus miembros eran estudiantes del Instituto Tecnológico). Ahí, profundizará en la propaganda del marxismo, culminará la derrota del populismo, iniciará la agitación entre las grandes masas obreras y fundará el primer embrión de partido proletario. Para él, el punto de partida era el siguiente:
“La historia del socialismo y de la democracia en Europa Occidental, la historia del movimiento revolucionario ruso, la experiencia de nuestro movimiento obrero: he aquí el material que debemos dominar para crear una organización y una táctica eficaces para nuestro partido. Pero la ‘elaboración’ de este material deberá ser independiente, pues no tenemos de dónde tomar modelos”.[8]
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TAREAS TEÓRICAS QUE LENIN PROMUEVE
Lenin corrige y completa a Plejánov y a su grupo “Emancipación del Trabajo”, defendiendo:
- que, para la próxima revolución democrático-burguesa rusa, el proletariado se apoye, no en los representantes liberales de los capitalistas, sino en los campesinos como única fracción revolucionaria de la burguesía, asumiendo la herencia democrática del populismo pequeñoburgués;
- que el partido obrero resulte, no de la influencia de los marxistas sobre el movimiento obrero, sino de la fusión del marxismo con el movimiento obrero.
En la necesaria lucha por liberar al movimiento obrero de los defectos del populismo, Lenin y sus camaradas conciertan un acuerdo temporal con los “marxistas legales”, que eran intelectuales de tendencia liberal que tergiversaban el marxismo para supeditar al movimiento obrero a la burguesía. No obstante, esta alianza sirvió a los socialistas para difundir de manera legal y más amplia la doctrina de Marx, al mismo tiempo que rebatían las falsificaciones de sus aliados. En una primera etapa, se priorizó la crítica del populismo y, en una segunda, la crítica del “marxismo legal”, según cuál tenía mayor arraigo en el sector de masas decisivo para construir la organización revolucionaria.
La lucha ideológica contra el populismo liberal y el «marxismo legal» atrajo lo mejor de ambas corrientes hacia el partido obrero, permitió la elaboración de los principios teóricos del partido proletario y desbrozó el terreno para la cohesión del proletariado de Rusia en una fuerza política independiente capaz de vencer al zarismo y al capitalismo.
“Los trabajos literarios de los marxistas rusos fueron los precursores directos de las acciones de lucha del proletariado, de las famosas huelgas de Petersburgo del año 1896, las cuales inauguraron la era del movimiento obrero que luego fue creciendo sin cesar”.[9]
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TAREAS PRÁCTICAS QUE LENIN PROMUEVE
Lenin y su círculo empezaron combinando las clases teóricas a los obreros avanzados con la participación en las reuniones de obreros donde explicaban el punto de vista socialista, convirtiéndose así en organizadores de la lucha revolucionaria del proletariado.
“Vladimir Ilich -explica Krúpskaia- leía con los obreros El Capital de Marx y se los explicaba. La segunda parte de los estudios se dedicaba a las cuestiones de los trabajadores, sobre su tarea y las condiciones laborales. Les mostraba cómo su vida estaba ligada con la estructura total de la sociedad y de qué manera el orden existente podía ser modificado. La combinación de la teoría con la práctica era el rasgo dominante del trabajo de Vladímir Ilich en los círculos.”
Había que vencer el temor sectario de algunos miembros de los círculos marxistas que subestimaban la madurez política y la actividad de los obreros.
Había que vincular inteligentemente el estudio de la teoría a las necesidades diarias de los obreros y las tareas acuciantes del movimiento obrero.
Lenin explicaba que se debía comenzar por organizar a los obreros como partido marxista para que pudieran dirigir al resto del pueblo hacia la revolución.
“A la clase de los obreros dirigen los socialdemócratas toda su atención y toda su actividad. Cuando sus representantes avanzados asimilen las ideas del socialismo científico, la idea del papel histórico del obrero ruso, cuando estas ideas alcancen una amplia difusión y entre los obreros se creen sólidas organizaciones que transformen la actual guerra económica dispersa de los obreros en una lucha consciente de clase entonces EL OBRERO ruso, poniéndose al frente de todos los elementos democráticos, derribará el absolutismo y conducirá AL PROLETARIADO RUSO (al lado del proletariado de TODOS LOS PAISES) POR EL CAMINO recto de la lucha política abierta, a LA REVOLUCIÓN COMUNISTA VICTORIOSA”.[10]
Durante un año a partir de 1893, Lenin se vio obligado a limitar su actividad a los estrechos marcos del círculo petersburgués en el que ingresó, debido a la represión y a la necesidad de consolidar ideológicamente dicho círculo.
En otoño de 1894, Lenin propone redactar un Cuestionario especial, a semejanza de la “encuesta obrera” de Marx, en el que se recomienda averiguar al detalle las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, interesarse por sus reivindicaciones, por su estado de ánimo y por sus vínculos con el campo. Con él, no sólo los marxistas aprendían de los obreros, sino que ayudaban a éstos a adquirir una conciencia estructurada de su verdadera situación frente a la ideología burguesa dominante: se convertía en otra forma de explicar el socialismo, mediante preguntas (mayéutica). La difusión del Cuestionario entre los obreros de Petersburgo sirvió de punto de partida para la agitación de masas. A partir de la información recogida, se publicaron octavillas dirigidas a diversas fábricas a lo largo del invierno 1894-95.
Con ellas, se infundía ánimo y seguridad al creciente movimiento huelguístico, se encabezaba la lucha espontánea y se la orientaba a un cauce organizado (defender las reivindicaciones por medio de huelgas, poder elegir representantes para negociar con los patronos, asegurar colectivamente los salarios, etc.). Así, el círculo marxista ilegal se vinculaba estrechamente con el movimiento obrero de masas.
El creciente interés de los obreros por el socialismo exigía pasar a una nueva fase más activa en que se complementara la propaganda del marxismo entre un número reducido de obreros avanzados con la agitación económica y también política entre las grandes masas obreras. Esto se preparó entre la primavera y el otoño de 1895. Años después, uno de los camaradas de Lenin recordaba:
“Cuando pasamos a la agitación, algunos obreros empezaron a pedir octavillas en las que se informara sobre las necesidades económicas; Ilich decía siempre que las cuestiones económicas había que plantearlas sin falta, pero había que hacerlo de manera que el obrero se diera cuenta de que, sin realizar serios cambios en la vida política de Rusia, no mejoraría la situación económica de los trabajadores”.[11]
Se trataba de desarrollar la conciencia política de los obreros, sin esperar a que apareciera de manera espontánea (y, por tanto, como conciencia política burguesa, ya que la ideología dominante en la sociedad actual es la ideología de la burguesía).
A mediados de diciembre de 1895, la organización comenzó a llamarse Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera.
“Unas 10-15 personas (Comité). 20-30 de los círculos obreros. Unos 100, máximo 150 contactos»[12]
Al centro dirigente de la Unión estaban subordinados los grupos distritales; a éstos, a su vez, se subordinaban los círculos obreros, todos con obligación de rendir cuentas de su actividad; sólo se pudo empezar la preparación de un periódico, debido a las detenciones de Lenin y otros miembros en diciembre de 1895. Era una organización localizada en San Petersburgo, pero con un enfoque y una vocación para toda Rusia.
Al tiempo que se ponía en práctica esta táctica, la tarea cobraba tales dimensiones que exigían aunar los esfuerzos con los otros círculos de la capital para convencerlos de seguir este camino y de unificarse (aunque, para finales del año, sólo se había conseguido la fusión con el pequeño grupo de Mártov). Lo mismo se había hecho en el verano de 1895 con los exiliados del grupo Emancipación del Trabajo.
En los años siguientes, la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera educó políticamente a los obreros combinando el apoyo a las reivindicaciones económicas de éstos con la lucha política contra la monarquía y por el socialismo. Conocía la situación en cada empresa a través de los obreros que participaban en sus círculos de estudio y reaccionaba inmediatamente con la distribución de hojas y folletos socialistas. Las que redactaba Lenin, desde la cárcel y el destierro, se distinguían por su lenguaje sencillo y expresivo. Las exigencias se iban radicalizando a medida que se desarrollaba el movimiento obrero. El mayor éxito de la Unión de Lucha fue impulsar y dirigir la gran huelga de 30.000 obreros textiles de Petersburgo en el verano de 1896.
Se estaba formando así un partido revolucionario apoyado en el movimiento obrero y “un movimiento obrero de masas, ligado a la socialdemocracia en los terrenos ideológico y de organización”.[13] Lo que venía a significar la transformación del movimiento obrero espontáneo en lucha consciente de clase.
A semejanza de la de Petersburgo, se formaron Uniones de Lucha en otras ciudades.
En 1898, algunas de ellas intentaron unificarse celebrando en Minsk el Primer Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, con 9 delegados. Lenin seguía preso y el Comité Central elegido no tardó en ser detenido. Este congreso no puso fin a la dispersión política y organizativa de los círculos marxistas, pero sirvió para evidenciar la necesidad (la unificación) y los obstáculos que se interponían (falta de programa, de línea de trabajo única, de estatutos, de centro único de dirección).
Se necesitaron no menos de cinco años (1899 a 1903) de porfiada lucha contra el oportunismo en la socialdemocracia rusa e internacional para reconstituir el partido a base de los principios del marxismo revolucionario y para preparar en todos los aspectos su unidad ideológica y organizativa. Por medio del periódico político de toda Rusia, Iskra, Lenin desplegó exitosamente esta actividad.
Gavroche
[1] Historia del PC(b) de la URSS, J. V. Stalin, https://www.marxists.org/espanol/tematica/histsov/pcr-b/index.htm; La creación del partido de nuevo tipo en Rusia (1894-1904), A. Kostin, Editorial Progreso 1983; El movimiento obrero internacional. Historia y teoría, tomo 2, Editorial Progreso 1982.
[2] ¿Qué hacer?, V. I. Lenin.
[3] Lenin, su vida, su doctrina, N. K. Krúpskaia, pág. 20. https://www.dropbox.com/s/7uho30khjvfbgd7/KRUPSKAYA%2C%20Mi%20vida%20con%20Lenin%201933.pdf?dl=0
[4] Véase el artículo de Luo Siyi Inspiraciones de la Guerra de Ucrania: No tiene sentido contar con la «amabilidad» de EEUU. https://www.lahaine.org/mundo.php/inspiraciones-de-la-guerra-de.
[5] Informe sobre el programa del Partido del 19 de marzo de 1919, VIII Congreso del PC(b). V. I. Lenin, Obras escogidas, tomo 3. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe3/lenin-obras-3-3.pdf, págs. 90 y 91.
[6] Miseria de la filosofía, C. Marx. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/index.htm
[7] Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, V. I. Lenin. https://www.filosofia.org/cla/ome/eea_38d.htm
[8] Nuestra tarea inmediata, V. I. Lenin. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1899/0002.htm
[9] Prólogo a la recopilación “En 12 años”, V. I. Lenin. https://es.scribd.com/document/367096778/PROLOGO-A-LA-RECOPILACION-EN-12-ANOS-DE-LENIN-1
[10] Quiénes son los “amigos del pueblo” y cómo luchan contra los socialdemócratas, V. I. Lenin. Folleto de 1894 que alcanzó una tirada de 300 ejemplares. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas01-12.pdf
[11] Recuerdos del movimiento obrero sanpetersburgueño de mediados de los años 90. La vieja guardia. Con motivo del 30 aniversario de la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera. 1895-1925. Recopilación de recuerdos y materiales. Moscú-Leningrado, 1926, p. 51. Citado en “El movimiento obrero internacional. Historia y teoría”, tomo 2, pág. 376.
[12] Guion del artículo “1895 y 1905 (un pequeño paralelo)”, V. I. Lenin. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/akal/lenin-oc-tomo-08.pdf, pág. 47.
[13] Acerca de una violación de la unidad que se encubre con gritos de unidad, V. I. Lenin. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas05-12.pdf, pág. 43.