Este Primero de Mayo de 2021, los obreros con conciencia de clase salimos a manifestar nuestra fuerza frente a la vuelta de tuerca que la clase capitalista nos quiere imponer con el pretexto de la pandemia. A pesar de que todavía están en vigor las ayudas estatales para mantener los puestos de trabajo, los despidos colectivos se van sucediendo y se multiplicarán si nuestra lucha no lo impide. Los gobiernos están inyectando sumas multimillonarias para sostener el crecimiento económico, que van a parar sobre todo a los bancos y grandes empresas, los cuales están aprovechando la situación para reconvertir sus negocios en otros más rentables reduciendo el empleo y los servicios públicos. Es lo que se dirimirá en las próximas elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid y en las siguientes batallas políticas: lo coherente con los intereses de la clase obrera es apoyar las candidaturas más progresistas de la izquierda.
Esto sucede en un contexto de crisis general del capitalismo occidental, para el cual el creciente desarrollo de los países socialistas y soberanos no representa una oportunidad de ayuda sino una competencia hostil. Además, la burguesía teme que su propio pueblo trabajador vuelva a las huelgas y a tomar las calles como tras la crisis financiera de 2008. De ahí que se esté empleando a fondo y con anticipación para movilizar a los sectores más serviles y embrutecidos de la población como ariete chovinista y fascista contra la democracia y el movimiento obrero. Si no se lo impedimos, habrá despejado así el camino hacia futuras guerras de saqueo y exterminio contra otros pueblos, como pasó en la Alemania de 1933-1945.
Los obreros tenemos sobradas razones para luchar. Nuestra situación empeora, por lo que nuestras reivindicaciones son justas. Además, podemos vencer porque somos mayoría y la dura vida que llevamos nos hace fuertes y valientes. Todavía tenemos mucho que aprender, pero lo conseguiremos a condición de que echemos a andar. Para volver a ponernos en marcha, necesitamos UNIDAD.
Ahora mismo, estamos divididos en múltiples sindicatos y partidos obreros. Pero podemos empujar a éstos a cooperar entre todos ellos contra la patronal y su Estado. Debemos combatir los argumentos de ciertos dirigentes de nuestras organizaciones que tratan de enfrentarnos a unos obreros contra otros, ya sea para venderse a los empresarios o porque prefieren ser «cabeza de ratón antes que cola de león». Nuestro enemigo no es tal o cual sindicato cuyos dirigentes hacen concesiones inadmisibles a la patronal, porque en ese mismo sindicato también hay miles de afiliados y cientos de secciones que batallan por los trabajadores. Nuestro enemigo es la clase capitalista, y los obreros la venceremos en cuanto nos unamos.
«La unidad es necesaria para la clase obrera. (…) Los obreros separados no son nada.
Los obreros unidos lo son todo». (LENIN)
¡Viva la unidad de la clase obrera!
¡Viva la solidaridad antiimperialista!
¡Por la unidad y reconstitución del Partido Comunista!
¡Por la república democrática y el socialismo!