Internacional Comunista

Martes 21 de julio de 2020

Hace solamente un mes que podíamos ver en portada las protestas de la comunidad negra de los Estados Unidos ante un nuevo asesinato de uno de sus hijos por parte de la policía. A pesar de haber tenido un presidente negro, la inmensa mayoría de la comunidad afroamericana sigue estando oprimida y ni remotamente tiene en la práctica los mismos derechos que los blancos. Ahora ya no tienen titulares en la prensa las movilizaciones de los afroamericanos, pero no han parado ni un momento en los Estados Unidos, y a ellas se han unido los latinos. En Europa pasa lo mismo, los negros en Bruselas o París son ciudadanos de segunda categoría, que sufren en barrios obreros pobres y usados como mano de obra barata, al igual que en España. En la actualidad, África continúa teniendo el poso colonial. Los imperialistas de Estados Unidos y la UE han impuesto guerras para apropiarse de los inmensos recursos africanos mientras gran parte de la población africana sobrevive entre guerras forzadas y miseria. Incluso España mantiene soldados en diversos países africanos para defender a los intereses de la oligarquía financiera española. Ahora los imperialistas de la UE quieren imponerles una «agenda verde» a medida de los monopolios para seguir expoliando el continente africano frente a la actitud mucho más solidaria de China.

Ya en 1922, la Internacional Comunista desplegó el internacionalismo proletario hacia toda la población negra apoyando su proceso de liberación del imperialismo, tanto a los que viven dentro de las fronteras de los países imperialistas, como a la población africana. La resolución de la IC de 1922, a pesar del relato concreto que la distancia del presente, recoge la esencia del problema que aún hoy está de actualidad. Además, esta resolución nos enseña a los comunistas el desarrollo de un análisis marxista-leninista, en el cual se relacionan dialécticamente la táctica y los contenidos programáticos mínimos, con el programa máximo y los objetivos estratégicos revolucionarios. El programa mínimo permite ligarse a las masas en sus necesidades concretas para que vean la necesidad de los objetivos socialistas del programa máximo; la táctica flexible permite ganarse a las masas en las circunstancias diversas para poder desarrollar la estrategia revolucionaria.

IV Congreso de la IC (noviembre de 1922)

Tesis sobre la cuestión negra

1. Durante y después de la guerra, se desarrolló entre los pueblos coloniales y semicoloniales un movimiento de rebelión contra el poder del capital mundial, movimiento que ha realizado grandes progresos. La penetración y colonización intensa de las regiones habitadas por razas negras plantea el último gran problema del cual depende el futuro desarrollo del capitalismo. El capitalismo francés admite claramente que su imperialismo, después de la guerra, sólo podrá mantenerse mediante la creación de un imperio francoafricano, unido por una vía terrestre transsahariana. Los maníacos financieros de EEUU, que explotan en su territorio a doce millones de negros, se dedican ahora a penetrar pacíficamente en África. Las extremas medidas adoptadas para aplastar la huelga del Rrand evidencian de qué modo Inglaterra teme a la amenaza surgida para su posición en África. Así como en el Pacífico el peligro de otra guerra mundial ha aumentado debido a la competencia de las potencias imperialistas, así también África aparece como el objeto de sus rivalidades. Además, la guerra, la revolución rusa, los grandes movimientos protagonizados por los nacionalistas de Asia y los musulmanes contra el imperialismo, han despertado la conciencia de millones de negros oprimidos por los capitalistas, reducidos a una situación de inferioridad desde hace siglos, no solamente en África sino quizás aún más en EEUU.

2. La historia ha reservado a los negros de EEUU un papel importante en la liberación de toda la raza africana. Hace trescientos años que los negros norteamericanos fueron arrancados de su país natal, África, y transportados a América donde han sido objeto de los peores tratamientos y vendidos como esclavos. Desde hace 250 años, han trabajado bajo el látigo de los propietarios norteamericanos. Ellos son quienes despejaron los bosques, construyeron rutas, plantaron el algodón, colocaron los rieles de los ferrocarriles y mantuvieron a la aristocracia sureña. Su recompensa fue la miseria, la ignorancia, la degradación. El negro no fue un esclavo dócil, recurrió a la rebelión, a la insurrección, a la fuga para recuperar su libertad. Pero sus levantamientos fueron reprimidos con sangre. Mediante la tortura, fue obligado a someterse. La prensa burguesa y la religión se asociaron para justificar su esclavitud. Cuando la esclavitud comenzó a competir con el trabajo asalariado y se convirtió en un obstáculo para el desarrollo de la Norteamérica capitalista, tuvo que desaparecer. La Guerra de Secesión, emprendida no para liberar a los negros sino para mantener la supremacía industrial de los capitalistas norteños, colocó al negro ante la obligación de elegir entre la esclavitud del sur y el trabajo asalariado en el norte. Los músculos, la sangre, las lágrimas del negro «liberado», contribuyeron al establecimiento del capitalismo norteamericano y cuando, convertido en una potencia mundial, EEUU fue arrastrado a la guerra mundial, el negro norteamericano fue declarado en igualdad de condiciones con el blanco para matar y hacerse matar por la democracia. Cuatrocientos mil obreros de color fueron enrolados en las tropas norteamericanas, donde formaron los regimientos de «Jim Crow». Recién salidos de la hoguera de la guerra, los soldados negros, una vez en su patria, fueron perseguidos, linchados, asesinados, privados de toda libertad o puestos en la picota. Combatieron, pero para afirmar su personalidad debieron pagar un precio muy caro. Se les persiguió más aún que durante la guerra para enseñarles a «conservar su puesto». La gran participación de los negros en la industria posterior a la guerra, el espíritu de rebelión que despiertan en ellos las brutalidades de las que son víctimas, coloca a los negros de América, y sobre todo a los de América del Norte, a la vanguardia de la lucha de África contra la opresión.

3. La Internacional Comunista contempla con gran satisfacción que los obreros negros explotados resisten los ataques de los explotadores, pues el enemigo de la raza negra es también el de los trabajadores blancos. Este enemigo es el capitalismo, el imperialismo. La lucha internacional de la raza negra es una lucha contra el capitalismo y el imperialismo. En base a esta lucha debe organizarse el movimiento negro: en América, centro de cultura negra y centro de cristalización de la protesta de los negros; en África, reserva de mano de obra para el desarrollo del capitalismo; en América Central (Costa Rica, Guatemala, Colombia, Nicaragua y las demás repúblicas «independientes» donde predomina el imperialismo norteamericano), en Puerto Rico, en Haití, en Santo Domingo y en las demás islas del Caribe, donde los malos tratos infligidos a los negros por los invasores norteamericanos provocaron las protestas de los negros conscientes y de los obreros blancos revolucionarios. En África del Sur y en el Congo, la creciente industrialización de la población negra ha originado diversas formas de sublevación. En África oriental, la reciente penetración del capital mundial impulsa a la población indígena a resistir activamente al imperialismo.

4. La Internacional Comunista debe señalar al pueblo negro que no es el único que sufre la opresión del capitalismo y del imperialismo, que los obreros y campesinos de Europa, Asia y América también son sus víctimas, que la lucha contra el imperialismo no es la lucha de un solo pueblo sino de todos los pueblos del mundo, que en China, Persia, Turquía, Egipto y Marruecos, los pueblos coloniales combaten con heroísmo contra sus explotadores imperialistas, que esos pueblos se sublevan contra los mismos males que consumen a los negros (opresión racial, explotación industrial intensificada), que esos pueblos reclaman los mismos derechos que los negros: liberación e igualdad industrial y social.

La Internacional Comunista, que representa a los obreros y campesinos revolucionarios de todo el mundo en su lucha por derrotar al imperialismo, la Internacional Comunista, que no es solamente la organización de los obreros blancos de Europa y América sino también la de los pueblos de color oprimidos, considera que su deber es alentar y ayudar a la organización internacional del pueblo negro en su lucha contra el enemigo común.

5. El problema negro se ha convertido en una cuestión vital de la revolución mundial. La III Internacional, que ha reconocido la valiosa ayuda que podían aportar a la revolución proletaria las poblaciones asiáticas en los países semicapitalistas, considera la cooperación de nuestros camaradas negros oprimidos como esencial para la revolución proletaria que destruirá el poder capitalista. Por eso el IV Congreso declara que todos los comunistas deben aplicar especialmente al problema negro las «tesis sobre la cuestión colonial».

6. a) El IV Congreso reconoce la necesidad de mantener toda forma del movimiento negro que tenga por objetivo socavar y debilitar el capitalismo o el imperialismo, o detener su penetración.

b) La Internacional Comunista luchará para asegurar a los negros la igualdad de raza, la igualdad política y social.

c) La Internacional Comunista utilizará todos los medios a su alcance para lograr que las tradeuniones admitan a los trabajadores negros en sus filas. En los lugares donde estos últimos tienen el derecho nominal a afiliarse a las tradeuniones, realizará una propaganda especial para atraerlos. Si no lo logra, organizará a los negros en sindicatos especiales y aplicará particularmente la táctica del frente único para forzar a los sindicatos a admitirlos en su seno.

d) La Internacional Comunista preparará inmediatamente un congreso o una conferencia de los negros en Moscú.