Declaración conjunta de organizaciones comunistas francesas contra la fascistización y el anticomunismo en Francia y en toda la Unión Europea. Aunque el comunicado responde a particularidades de Francia, su contenido esencial puede sin duda trasladarse a España.

 

Declaración conjunta de PRCF, RC, ANC, PCRF, CISC, JRCF

La fascistización de la Unión Europea (UE) en general y la de la Francia de Macron en particular se agrava cada vez más en el marco de la crisis capitalista, la marcha hacia las guerras imperialistas y la crisis aguda de la «construcción» europea (Brexit, abstención obrera y popular masiva en las elecciones europeas, enormes responsabilidades de la política de los monopolios de la UE en la desintegración austera de los hospitales y en la competencia por la gestión catastrófica de la epidemia viral…). Este endurecimiento autoritario y liberticida, ligado al temor de nuestras burguesías de ver las luchas de los trabajadores federadas en un movimiento revolucionario organizado, se manifiesta en particular por :

* la prohibición y/o persecución de los partidos comunistas de los antiguos países socialistas anexionados por la UE-OTAN, desde los Estados Bálticos hasta Serbia, pasando por Polonia, Hungría, etc. ;

* el ascenso de la extrema derecha en muchos países de la UE, entre ellos Francia, el dominio de partidos abiertamente fascistizantes en varios países de Europa del Este (los mismos que persiguen a los comunistas), la presencia de 90 diputados explícitamente nostálgicos de Hitler en el Bundestag, la “lepenización” en Francia del discurso político del gobierno y de los ultraliberales de la derecha y del PS, etc., todo ello con la perfecta complacencia de las instituciones europeas;

La adopción por el «Parlamento Europeo» (el 19 de septiembre de 2019) de una siniestra resolución que amalgama el Tercer Reich exterminador con quien tuvo el principal papel en vencerlo militarmente, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Este odioso texto equipara al nazismo y al comunismo histórico, avala la prohibición de los Partidos Comunistas en Europa del Este y llama a prohibir los símbolos del llamado «comunismo totalitario» (en realidad, la bandera roja con el emblema de los obreros y los campesinos) en toda Europa, todo ello con el fin de demonizar el comunismo y proscribir la lucha de clases, mientras banaliza el fascismo.

En el último período, esta fascistización galopante, característica del imperialismo, puede verse en Grecia, donde un diputado comunista acaba de ser agredido durante una manifestación que conmemoraba el derrocamiento de la dictadura de los coroneles; en España, donde el Senado, dominado por los neofranquistas del PP, exige la prohibición de los símbolos comunistas en aplicación de la moción europea; en Serbia, donde se acaba de prohibir al Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia concurrir a las elecciones; en Bélgica, donde el presidente del sindicato FGTB ha sido condenado a un mes de prisión con suspensión de la pena por organizar el bloqueo de una autopista durante una huelga general en 2015; en la propia Francia, donde Action Française ha pedido a Darmanin que disuelva el PCF, cuya sede ha sido mancillada y que, además, recibe amenazas de muerte, como en Lyon.

También en Francia, el régimen de Macron utiliza la pandemia para agravar su política antisocial y liberticida e imponer paralelamente dos leyes, una de las cuales tiende a criminalizar la ocupación de los anfiteatros universitarios y la otra pretende prohibir a los periodistas y ciudadanos filmar y difundir por Internet imágenes de la violencia policial perpetrada durante las manifestaciones . La llamada «Ley de Seguridad Global (o más bien de «Inseguridad»)» da una luz verde realmente a las fuerzas policiales (cada vez más sensibles a las tesis de la extrema derecha racista y antipopular) y a Darmanin para llevar a cabo una salvaje represión: este último, digno sucesor de Sarkozy, Valls y Castaner, no cesa, con la complicidad del sanguinario prefecto de París Lallement, de reprimir, maltratar, incluso mutilar a los manifestantes progresistas, a los trabajadores en lucha, a los sindicalistas, a los Chalecos Amarillos, y también a los trabajadores migrantes y a los extranjeros indocumentados, así como a los estudiantes de secundaria y universitarios.

En estas condiciones, las organizaciones firmantes de este texto hacen un llamamiento a los comunistas, sindicalistas y progresistas de Francia para :

1) combatir este proceso de fascistización acusando al gobierno de Macron, el modo de producción capitalista, la UE supranacional que coordina los intereses comunes del gran capital de cada país (mientras favorece a los imperialismos más poderosos);

2) intensificar la solidaridad con los partidos comunistas reprimidos o perseguidos;

3) defender y promover, en todas partes y a la ofensiva, la bandera roja con la hoz y el martillo que ondeó sobre el derrotado Reichstag nazi como signo de liberación de nuestro continente;

4) denunciar el carácter de clase intrínsecamente reaccionario, contrarrevolucionario e imperialista de la UE, que es absurdo pretender «reorientar en un sentido social, democrático, ecológico y pacífico»;

5) movilizarse contra las leyes destructoras de la libertad que permiten encarcelar niños, criminalizar a periodistas, ciudadanos, Chalecos Amarillos, sindicalistas, barrios populares y extranjeros con o sin papeles.

6) llamar a los trabajadores, a la juventud y a todos los ciudadanos amantes del progreso a acusar al capitalismo, que ya sólo puede traer crisis, miseria, desempleo, fascistización, guerras y destrucción del medio ambiente. No importa lo que digan las autoridades europeas, que criminalizan el socialismo pasado en un intento de conjurar las revoluciones socialistas del futuro, el socialismo con la mira puesta en el comunismo es la única alternativa progresiva posible a la crisis del capitalismo y a la fascistización cada vez menos disimulada de la Unión Europea y sus Estados miembros, incluido el nuestro.

Con este espíritu, las organizaciones firmantes se unen a las iniciativas populares que dicen basta a las leyes liberticidas y tomarán iniciativas organizando, según las posibilidades locales, discursos públicos en París y en las regiones en el período del 15 al 30 de diciembre, con el fin de recordar lo que el movimiento obrero y el pueblo deben al comunismo en este período del centenario del congreso de Tours que aprobó la adhesión del Partido Socialista francés a la Internacional Comunista.