Unión Proletaria
En Madrid, a 28 de febrero de 2019
El gobierno ha convocado elecciones generales para el 28 de abril. A tono con la propaganda cada vez más reaccionaria de los grandes medios de comunicación, el resultado de las mismas podría ser similar al de las pasadas elecciones autonómicas andaluzas, si no lo impedimos: es decir, una victoria de la derecha y la extrema derecha que representan al capital financiero más agresivo. El final de este camino ya lo sufrió la humanidad: el fascismo y la guerra; con el agravante de que ahora las armas son aún más devastadoras y ya no contamos con una Unión Soviética socialista capaz de aplastar a la bestia en el campo de batalla.
La socialdemocracia ya ha agotado su papel de «poli bueno» que engaña al electorado trabajador prometiéndole mejoras sin luchar contra los capitalistas. Ahora, vuelve a ceder el testigo al «poli malo», al mismo tiempo que repite el llamamiento-trampa a concentrar para sí el voto de izquierda como la aritmética más útil (según la ley D’Hont) para contrarrestar el avance de la derecha.
Los reformistas pequeñoburgueses que dirigen Unidos Podemos están debilitados por sus contradicciones internas y, sobre todo, por sus cesiones a la socialdemocracia y sus difamaciones contra la democracia antiimperialista, el movimiento obrero y el comunismo. Aseguraban que su intención era frenar a la derecha, pero, como el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, sus claudicaciones han contribuido a la derechización de la sociedad.
Mientras la gran burguesía ha engendrado el partido Vox que promueve una radicalización reaccionaria, los representantes pequeñoburgueses de la clase obrera y del pueblo no contrarrestan esta acción con una radicalización democrática y progresista. Al contrario, se moderan para mostrarse como alternativa de gobierno de las actuales instituciones políticas heredadas del fascismo: se conforman con medidas económicas meramente paliativas que no tocan las grandes riquezas y propiedades, se muestran equidistantes con respecto a la República, Cataluña, Venezuela, Siria y otras causas democráticas, mantienen su europeísmo incluso después de que la última crisis económica haya destapado la faz depredadora de la Unión Europea, etc.
Por supuesto que revertir la involución política reaccionaria no depende sólo ni principalmente de la competición electoral entre partidos. Pero ésta sigue siendo un barómetro de la lucha de clases. Y dicho barómetro sólo puede medir fielmente la correlación de fuerzas sociales si las clases dominadas pelean también en este terreno con sus demandas y sus organizaciones.
En conclusión, Unión Proletaria propone a las organizaciones marxistas-leninistas que nos reunamos de inmediato y estudiemos la oportunidad de promover una candidatura unitaria obrera y popular para las próximas elecciones generales, como parte de la unidad obrera y popular que debemos forjar a diario y en todos los frentes de la lucha de clases.
Unión Proletaria.