1ºMayo:
Contra el empobrecimiento y la guerra imperialista
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Hace 10 años, a las y los trabajadores nos despidieron, nos recortaron salarios, pensiones, servicios sociales y derechos, nos desahuciaron de nuestras casas y reprimieron nuestras protestas, por culpa de una crisis que –según nos dijeron- los pobres habían provocado al contratar hipotecas que no podrían pagar. Mientras los capitalistas se enriquecían más que nunca, nosotros esperábamos recuperar después lo perdido, pero 7 años más tarde volvió la crisis, oportunamente camuflada tras una pandemia: miles de muertos, enfermos, desmantelamiento de la sanidad pública, despidos encubiertos (ERTEs), deuda pública por las nubes y, por supuesto, especulación y corrupción. Apenas parece que salimos de ésta, cuando se disparan los precios de nuestros medios de vida. Esto empezó hace más de un año, pero lo achacan a la invasión rusa de Ucrania que comenzó hace dos meses.
Muchas veces, las cosas no son lo que parecen. Y, desde luego, no cuadran para nada con lo que nos cuentan los capitalistas, sus gobiernos y sus medios de comunicación. Ya no les basta con censurar al “enemigo” para que les creamos. Incluso pretenden que nos resignemos a empobrecernos, para no ser acusados de “pro-rusos”. Por ahora, los dirigentes de los mayores sindicatos y de la izquierda parlamentaria les obedecen de manera bochornosamente servil. No nos dejan otra que dar la batalla por nuestra cuenta, desde abajo, desde las empresas y en las calles, como hicieron los pequeños transportistas.
¡Basta ya de cuentos! La verdad es otra. El culpable de la crisis y de la inflación es el capitalismo occidental, agotado, víctima de sus excesos y superado por potencias emergentes más sociales y cada vez más soberanas. Aquel capitalismo dominado por monopolios ha vivido a costa de explotar a sus obreros y a la mayoría de las naciones del planeta a las que impidió desarrollarse y a las que ha machacado en decenas de guerras neocoloniales hechas en nombre de la civilización, la democracia y otros buenos pretextos. Pero estas naciones ya son capaces de hacerles frente con éxito: desde las más débiles como Afganistán, Irak o Siria, hasta China y Rusia que se convirtieron en potencias gracias a sus revoluciones obreras socialistas.
Como muchos hemos explicado -y la vida misma evidencia-, lo que aparenta ser una guerra de Rusia contra Ucrania es realmente una guerra que Estados Unidos y sus satélites libran contra Rusia, con China en el punto de mira, para adueñarse de las riquezas de sus rivales y evitar así el inexorable declive del imperialismo occidental. Para seguir lucrándose, nuestros capitalistas nos arrastran a una nueva guerra mundial. Pero Rusia se ha adelantado a sus planes y ha inaugurado un período de rebelión de los países oprimidos contra el imperialismo y por la soberanía nacional. Éste es el trasfondo de lo que está pasando; lo que están ocultando y tergiversando con su mentirosa propaganda de guerra.
Los obreros debemos rechazar la histeria, la psicosis y el fanatismo con que pretenden que aceptemos incluso una guerra nuclear. Nuestro enemigo no son los rusos, ni los ucranianos (los partidos comunistas de ambos países se oponen a la militarización y al nazismo promovidos por el gobierno títere de Zelenski), sino el régimen capitalista cuyo fruto podrido es ese sistema internacional de dominación y explotación de la mayoría de la humanidad. Este sistema toca a su fin y debemos tomar partido: o sólo nos miramos el ombligo tratando de paliar nuestros males apoyando a nuestros capitalistas contra los trabajadores del resto del mundo; o nos unimos a éstos para avanzar hacia la revolución socialista que ponga fin a nuestra esclavización por los capitalistas en todos los países.
Para ello, necesitamos organizarnos en sindicatos, colectivos barriales, culturales, cooperativas, etc. Pero sobre todo necesitamos construir un partido obrero revolucionario que dirija firmemente nuestra lucha como clase. Unión Proletaria convoca a todas y todos los obreros conscientes a reforzar sus filas para realizar la unidad marxista-leninista de los comunistas con el conjunto de las masas proletarias: para reconstituir el centenario y heroico Partido Comunista.
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